Crónicas del barrio, la ciudad y el mundo

Crónicas del barrio, la ciudad y el mundo
Casuales casualidades, me llevaron a nacer... en Montevideo

viernes, 29 de noviembre de 2013

Las derrotas del campeón invicto

Niké, diosa griega de la victoria, luego de algunos siglos.


Cuando escucho hablar de casos de éxito puros, de gente que no comete errores, impolutos que no fallan nunca, no solo no les creo sino que me causa rechazo.

Luego de la crónica victoriosa de la semana pasada, vamos a contar un poco de algunos fracasos. El campeonato invicto logrado por los veteranos mayores de 45 del club 25 de Agosto arranca en más de una derrota dolorosa.
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Este mismo año, el mismo grupo base pero en otro contexto -el campeonato de mayores de 35 años-, sufrió unas cuantas derrotas estruendosas, por más de 20 puntos. Dolieron más ya que hasta hace poco este equipo estaba siempre en la definición del torneo.

Si el equipo está completo le puede ganar a cualquiera, pero a veces, los 10 años de edad que da de ventaja, no se pueden disimular.

Despues de campeonar es difícil sostenerse y hay que renovarse. El bajón puede estar a la vuelta de la esquina.

Los uruguayos tenemos mucha experiencia acumulada en esto. Durante la primera mitad del siglo pasado fuimos invencibles, en la segunda mitad nos lo creimos. Hasta que vino Jaime Roos y nos cantó la justa en la cara y sin anestesia:

Ayer eramos campeones, 
les íbamos a ganar.
hoy somos los sinvergüenzas
que caen a picotear 


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Hace exactamente un año empecé a postear la frase del viernes en el blog de humor "La Galanga". La Frase pasó de ser un simple mail dirigido a los amigos a publicarse en la "nube". Mi primo y tocayo "editor irresponsable" del susodicho pasquín me dió mucha manija. Yo le dije que tenía algo escrito que me parecía bueno para compartir pero que no tenía mucho humor, sino todo lo contrario.

Era la crónica de una derrota, se llamaba "Volver a empezar" y trataba de un partido del campeonato de +45 del año pasado. Igual que este año, veníamos invictos, hasta que en una semana fatídica aconteció lo imprevisible: un esguince, un desgarro y una rotura de tendón de Aquiles. Perdimos el partido y además sufrimos tres bajas, tres compañeros fuera de combate.

La final de este año fue muy similar a la del año pasado, con distinto final. Vibrante hasta el último segundo, terminó 95 a 92. Aguada fue más que nosotros.

Por todo esto decimos que detrás de un campeonato invicto se esconden mil derrotas. Los deportistas sabemos de eso, a veces se gana y a veces se pierde, el juego tiene revancha, siempre es posible superarse y nunca es tarde para volver a empezar.

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Los que quieran leer aquella crónica de una derrota con lesión hagan click aquí: Volver a empezar

viernes, 22 de noviembre de 2013

Pequeños gestos colectivos de un campeón


En la foto del campeón todo es alegría. Detrás de lo abrazos en ronda, de "miren el pajarito" y "digan whisky", se esconden una suma de gestos colectivos que asientan un equipo.

El club 25 de agosto fue campeón invicto de veteranos mayores de 45 años. La copa está llena de pequeños aportes individuales, granitos de arena que llevaron al equipo a conquistar 4 campeonatos en 5 años. A continuación un par de esos granitos:

Todo terminó en la final. En ella todos quieren estar, jugar, aportar. El capitán salió en la foto de particular, no se cambió.

En la mayoría de los partidos apenas se llegaba a 8 o 9 jugadores, pero como era de esperar, para la final estaban los 16. El criterio de selección fue  que se cambien los 12 que vinieron a mayor cantidad de partidos. Con esas condiciones quedaba afuera un jugador que había reaparecido en los 2 últimos juegos, luego de un largo período de criar hijos y consolidar su trabajo. El capitán dió un paso al costado y le cedió su lugar. Este gesto fue fundamental.

En el primer tiempo, a 25 no le salía nada, no embocaba, no marcaba. No habían reproches entre los compañeros, pero la cosa estaba difícil, Aguada le llegó a sacar 16 puntos de ventaja. En el segundo tiempo entra el "pelado reaparecido" y marca de forma impecable al goleador rival, roba muchas pelotas, agarra rebotes, corre la cancha y recibe tres fouls de ataque. No hizo un solo punto, pero encendió la chispa que contagió al equipo y lo llevó hacia el triunfo.
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Todo empezó hace 13 años cuando fuimos a hablar con nuestro principal referente del club. Le contamos la idea de armar un equipo de veteranos. Elmer Lans nos dió para adelante, junto con el "Paleta" y Melgar que integró aquel primer equipo.

Al "colorado" Elmer va dedicado el triunfo. En donde quiera que se encuentre va a sentir el murmullo lejano de un canto a coro, se va a peinar el jopo con la mano y con una sonrisa p´al costado va a disfrutar de un nuevo: "¡que brille nuestra casaca!".


"Si quieres llegar rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado"
Proberbio Masai

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Aquí abajo el link con un video del campeón:
https://www.dropbox.com/s/d16oskvll6djxmu/2013-11-16%2022.57.50.mp4

viernes, 15 de noviembre de 2013

La música del basquetbol


Las primeras personas que vi caminar por la calle con un swing impresionante fueron los morenos norteamericanos que vinieron a alegrar el básquetbol local a principios de los ´80.  

Además de las hundidas espectaculares, los pases de faja y los saltos interminables, los primeros "extranjeros" trajeron la onda de ir caminando por la calle con sus enormes radiograbadores super estéreo, energizados por 8 pilas grandes. Los escuchaban al hombro, bien pegados a la oreja, como si fuera una Spica pero mucho más grande.

Tenían un andar espectacular, caminaban al ritmo de su música disco, soul o jazz, poniéndole colores a las grises calles montevideanas de la dictadura. Además de la música agregaron una interpretación festiva del basquetol, menos dramática que la uruguaya. Nos recordaron que es un juego, un placer y también un espectáculo. 

Yo era chico y los miraba por la tele, quería llegar a jugar como ellos. Ahora que soy un veterano del basquetbol, tengo la suerte de jugar con uno de los primeros que llegó a Uruguay, con el tiempo se nacionalizó y llegó a vestir la celeste. 

Jeff Granger llegó a Uruguay en el año 1979. Iba por las calles con su radiograbador escuchando jazz. Su preferido era Herbie Hancock.  

No paró de jugar profesionalmente hasta que se retiró a los 47 años. Pero sigue deleitandonos todas las semanas con sus ocurrencias en los campeonatos de veteranos. Es de los pocos jugadores de nivel de selección que siguen jugando. Le gusta, se divierte y conversa temas del deporte con los compañeros. Con cincuenta y largos años nos sorprende con sus reversibles vertiginosos y con tiros a tabla que caen sequitos sin tocar el aro. A sus marcadores se les complica, generalmente tienen 10 o 20 años menos que él y se esfuerzan por tratar de que Jeff no haga sus 20 puntos habituales. En +35, +45 o +55. Si lo molestan mucho resonga en un espanglish incomprensible, se calienta, pide la pelota, pivotea para un lado, para el otro y tira de media vuelta, casi sin mirar. Tabla aro y entra sequita.

La pelota sube con mucha altura, cae y entra; él se ríe, trota para la defensa, siempre con su estilo musical de moverse.

Jeff salió campeón en el torneo de mayores de 55 años con el club Neptuno y va por el de mayores de 45 con el club 25 de Agosto. Se repite la final del año pasado: 25 de Agosto - Aguada. Este año los del Villa Dolores llegan invictos, Aguada es el actual campeón y viene con un solo partido perdido.

Cada día nos cuesta un poco más entrar en calor, las visagras están un poquito más duras, pero las ganas de jugar, la magia y la música son las mismas.

Si quieren verificar que no hay edad para jugar buen basquetbol, vayan a la finalisima el sábado 16 a las 21 hs. en la cancha de Capitol.


Como se dice en estos casos, que gane el mejor. 

Celebraremos juntos en el tercer tiempo.

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Para ilustrar con música de fines de los años 70, un buen video bailado con mucho swing:
Daddy Cool de Boney M.   Si lo quiere ver haga click aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=QtxlCsVKkvY

viernes, 8 de noviembre de 2013

El Elmer. El gran capitán


¡
¡El veinte no se va, el veinte no se va!

Estábamos al borde del abismo, el club bajaba y no había vuelta. Con la calculadora en la mano, los números eran imposibles. Quedaban 8 partidos y había que ganar 7 para mantener la divisional. El técnico renunció. Como manotazo de ahogado, la directiva fue a pedirle una mano al viejo capitán del club: Martín Elmer Lans, el "colorado". Con su inteligencia, su don de líder y el conocimiento preciso de lo que cada uno puede aportar al equipo, hizo lo imposible: 7 victorias en 8 partidos. 

Como esta historia hay muchísimas. El colorado fue jugador y capitán del club durante muchos años. Formó parte del glorioso equipo que subió por primera vez a segunda división.

Los que son parte de clubes de barrio conocen el significado del primer a segunda división, luego de militar muchos años en cuarta C, cuarta B, cuarta A y luego tercera de ascenso.

La final contra el club Cordón por el ascenso en el '71 forma parte de los cuentos más repetidos en los asados. Siempre hay alguien que recuerda segundo a segundo como fue ese final, hasta los que no habían nacido en esa época lo saben de memoria. Y se discute si faltaban 3 o faltaban 5 segundos, quien hizo el pase gol, quien robó una pelota. Yo no estuve en esa final, tenía 5 años, tampoco era del club, pero sin embargo me la acuerdo de memoria.

Elmer tenía una alegría contagiosa. Siempre la palabra justa, inteligente, manejaba impecablemente el doble sentido, la sátira y era un gran contador de historias. Se preocupaba por trasmitirla a los más jóvenes.

Como técnico hacía una mezcla exacta de los jugadores contratados con los jugadores del club. Siempre atento a no perder la identidad. Por los ´90 sorprendió varias veces dándole minutos a botijas de 18 o 19 años, nacidos en el club y que el intercalaba en los partidos. Les daba confianza, les hablaba y los botijas respondían. Tenía bien claro que había que ir reponiendo, mezclando la savia nueva, con la savia más vieja a punto de retirarse, con la savia importada. Un cacique.

Para pintarlo con una sola anécdota, tomo prestadas las sentidas palabras de Iván Kruchef que muestran los mejores colores del líder, el amigo, al veterano que cuida y da un consejo sutil, imperceptible. Dice Iván:

"¿Viste cuando decimos que el boliche, el mostrador es la universidad de la vida?, bueno el Colorado no solo era profesor, era el rector de esa universidad.

Fueron muchas cosas las que aprendimos con el, no solo a como manejarnos en nuestros primeros pasos de adolescente, también aprendimos la historia del club. El es la historia misma, estuvo emparentado con todos los logros importantes que ha tenido el 25. Hacedor y contador de esa historia que permitio al club tener una identidad muy bien definida. Cosa que ahora por diferentes motivos estamos perdiendo.

Te cuento una de las muchisimas clases que recibí en esa maravillosa aula que fue convivir con el:
cuando fuimos a Floripa en 1991 yo tenía 19 años. Me había enamorado perdidamente de una brazuca, por lo que no me quería volver de ninguna manera. 

Cuando les dije a todos que me quedaba, que no volvía a Montevideo, el Elmer me dijo con voz de amigo pero con tono enérgico:

-¡¡M´hijito, usted vino con nosotros, se va con nosotros!! Cuando lleguemos a Montevideo, si quiere se viene de vuelta nadando´´-

¡Un maestro!
 
  Como te paso a ti, por nuestra personalidad yo también chocaba mucho con él, sobre todo en épocas de bríos juveniles, donde creíamos que nos llevabamos todo por delante. El nunca rehuyó a dar un consejo,  unas palabras de ubicación.


Creo que sabía que tenía una responsabilidad generacional y como líder la asumia perfectamente".

Jugador, capitán, técnico y dirigente. Todo ello en forma honoraria. Defensor apasionado de sus convicciones, polemista de fuste, respetando todas las opiniones.

Vivía con alegría, siempre en la búsqueda de lo mejor para el club, de la felicidad en un proyecto compartido. Un imprescindible. Como dijo el Boca Hernández: se nos fue un prócer.

Con agradecimiento por haber compartido un montón de años y de haber aprendido mucho sobre la vida y la alegría de vivir: ¡Brindamos por tí maestro!

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PD: añado comentario de Daniel Chasquetti que me parece impecable.

ahhh.... que lindo Oso, que lindo... Maravillosa la anécdota de Iván. Me encanta. 100% de acuerdo en todo. Cuando se murió mi viejo (él era uno de sus mejores amigos) yo tenía solo 17 años y el colorado estuvo allí. Preguntaba cómo iban las cosas en casa, si nos alcanzaba el dinero, si mi vieja estaba bien, si mi hermana (solo 14) seguía estudiando...  y todo así. En 1991, cuando el viaje a Floripa, ya habían pasado 8 años de la muerte de mi padre, pero igual el colorado seguía preocupado por nosotros. Buscaba el momento y preguntaba y cuando yo le daba la oportunidad, solo en ese caso, me daba su opinión que en verdad era un consejo. Como dice Iván, una vida social rica puede ser tan efectiva y floreciente como la mejor Universidad. Por suerte, crecimos en un ambiente así, pese a ser dictadura, escuchando a los grandes, a gente como el colorado, y con los oídos bien abiertos... A él le estaré agradecido eternamente...

Daniel Chasquetti

viernes, 1 de noviembre de 2013

Historias de Speakers y Spicas

Desde las Spica hasta los Ipod nano han pasado 50 años de historias de palabras y música portátil.


Quedan pocas radios a transistores sosteniendo el paisaje sonoro montevideano.

Cada tanto me da por modificar ese paisaje y salgo a pasear la perra con la Spica que era de mi abuela. En una mano la correa siempre tirante sujetando a mi inquieta mascota; en la otra la radio, apretada en la palma de la mano, bien pegada a la oreja. 

- !Hay papá, no seas ridículo!-  me dicen mis hijos muertos de vergüenza cuando me ven salir.
Yo me río y disfruto del viaje en el tiempo.
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El Gaucho Yamandú Carrizo es un personaje del Mercado del Puerto, hace recitados folclóricos, duros, sufridos de Serafín J. García. Anda con una Spica colgada en bandolera. No toca la guitarra, la música la lleva escondida adentro de la radio. Todavía funciona, cada tanto la enciende y te cuenta que la tiene desde sus épocas de trabajador rural en la solitaria campaña, cuando la "cantora" era la única voz que escuchaba en las jornadas de sol a sol arriba del caballo.

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El Cacho es un personaje del club, detenta el título de Presidente de la Comisión de Fiestas de los veteranos. Como varios de nosotros, tiene una radio bárbara, onda corta o transcontinental. Cuando está caliente empieza a hablar con voz grave, gutural, casi un murmullo. Las ondas electromagnéticas que andan por el "eter" se le mezclan en la cabeza y en esos momentos de calentura es cuando saca lo mejor de su humor ácido, negro, implacable. 

De vez en cuando cae por el club algún loco simpático, de esos que todavía se pueden ver en las instituciones barriales. El tipo pasa por la puerta, siente el olor a asado, ve luz y entra. Se manda derecho para el parrillero del fondo. Es conocido del barrio, entra a comer de garrón y habla, bla, bla... Cuenta anécdotas, ansioso,  monopoliza la palabra. Al principio es divertido, hasta que pasa el rato y empieza a caer pesado. Entonces el Cacho levanta temperatura, se pone incómodo, refunfuña y comenta para un costado: 

- "Seguro, a todos estos locos los trae la bajada, caen al club porque Rossell y Rius es todo bajada para acá"

Es lo que tiene la bajada de la esquina, habría que torcerla para que apunte para otro lado, o poner el zoológico más lejos.

El Cacho levanta las cejas, hace un gesto mordiéndose los labios y mirando al loco resonga:  
- "Que radio que tiene ese muchacho".

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Todo tipo de reproductores sonoros van sustituyendo a la vieja radio transistor y sus audífonos color crema. Cada cual con su auricular en su mundo, cada cual con su música en otra parte.

Se ven pocos veteranos por las tardes del sábado o domingo escuchando el murmullo de la transmisión deportiva en la vereda, sentados en el escalón del zaguán con la cantora bien pegadita a la oreja. 

Cuando veo uno, como interrogando a una vieja postal,  me acerco y le pregunto: 

- Jefe, ¿cómo va el partido?


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Prendí la radio cómo en un ritual
Pagano misterioso y futbolero
Crucé los dedos una vez más
Por los colores de mi amor
...
Estoy ahí
Ya sé que no pero yo estoy ahí
Sí el tipo de la radio me lo cuenta
Remonto en cada gol una cometa
Ya sé que no pero yo estoy ahí 


Fragmento de "El Tipo de la radio" de Tabaré Cardozo
Si la quiere escuchar, haga click aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=ScySSUOdyc8