Desde las Spica hasta los Ipod nano han pasado 50 años de historias de palabras y música portátil.
Quedan pocas radios a transistores sosteniendo el paisaje sonoro montevideano.
Cada tanto me da por modificar ese paisaje y salgo a pasear la perra con la Spica que era de mi abuela. En una mano la correa siempre tirante sujetando a mi inquieta mascota; en la otra la radio, apretada en la palma de la mano, bien pegada a la oreja.
- !Hay papá, no seas ridículo!- me dicen mis hijos muertos de vergüenza cuando me ven salir.
Yo me río y disfruto del viaje en el tiempo.
Quedan pocas radios a transistores sosteniendo el paisaje sonoro montevideano.
Cada tanto me da por modificar ese paisaje y salgo a pasear la perra con la Spica que era de mi abuela. En una mano la correa siempre tirante sujetando a mi inquieta mascota; en la otra la radio, apretada en la palma de la mano, bien pegada a la oreja.
- !Hay papá, no seas ridículo!- me dicen mis hijos muertos de vergüenza cuando me ven salir.
Yo me río y disfruto del viaje en el tiempo.
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El Cacho es un personaje del club, detenta el título de Presidente de la Comisión de Fiestas de los veteranos. Como varios de nosotros, tiene una radio bárbara, onda corta o transcontinental. Cuando está caliente empieza a hablar con voz grave, gutural, casi un murmullo. Las ondas electromagnéticas que andan por el "eter" se le mezclan en la cabeza y en esos momentos de calentura es cuando saca lo mejor de su humor ácido, negro, implacable.
De vez en cuando cae por el club algún loco simpático, de esos que todavía se pueden ver en las instituciones barriales. El tipo pasa por la puerta, siente el olor a asado, ve luz y entra. Se manda derecho para el parrillero del fondo. Es conocido del barrio, entra a comer de garrón y habla, bla, bla... Cuenta anécdotas, ansioso, monopoliza la palabra. Al principio es divertido, hasta que pasa el rato y empieza a caer pesado. Entonces el Cacho levanta temperatura, se pone incómodo, refunfuña y comenta para un costado:
- "Seguro, a todos estos locos los trae la bajada, caen al club porque Rossell y Rius es todo bajada para acá".
Es lo que tiene la bajada de la esquina, habría que torcerla para que apunte para otro lado, o poner el zoológico más lejos.
El Cacho levanta las cejas, hace un gesto mordiéndose los labios y mirando al loco resonga:
- "Que radio que tiene ese muchacho".
El
Gaucho Yamandú Carrizo es un personaje del Mercado del Puerto, hace recitados folclóricos, duros, sufridos de Serafín J. García. Anda con
una Spica colgada en bandolera. No toca la guitarra, la música la lleva escondida adentro de la radio. Todavía funciona, cada tanto la
enciende y te cuenta que la tiene desde sus épocas de trabajador rural
en la solitaria campaña, cuando la "cantora" era la única voz que escuchaba en las jornadas de sol a sol arriba del caballo.
---El Cacho es un personaje del club, detenta el título de Presidente de la Comisión de Fiestas de los veteranos. Como varios de nosotros, tiene una radio bárbara, onda corta o transcontinental. Cuando está caliente empieza a hablar con voz grave, gutural, casi un murmullo. Las ondas electromagnéticas que andan por el "eter" se le mezclan en la cabeza y en esos momentos de calentura es cuando saca lo mejor de su humor ácido, negro, implacable.
De vez en cuando cae por el club algún loco simpático, de esos que todavía se pueden ver en las instituciones barriales. El tipo pasa por la puerta, siente el olor a asado, ve luz y entra. Se manda derecho para el parrillero del fondo. Es conocido del barrio, entra a comer de garrón y habla, bla, bla... Cuenta anécdotas, ansioso, monopoliza la palabra. Al principio es divertido, hasta que pasa el rato y empieza a caer pesado. Entonces el Cacho levanta temperatura, se pone incómodo, refunfuña y comenta para un costado:
- "Seguro, a todos estos locos los trae la bajada, caen al club porque Rossell y Rius es todo bajada para acá".
Es lo que tiene la bajada de la esquina, habría que torcerla para que apunte para otro lado, o poner el zoológico más lejos.
El Cacho levanta las cejas, hace un gesto mordiéndose los labios y mirando al loco resonga:
- "Que radio que tiene ese muchacho".
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Todo tipo de reproductores sonoros van sustituyendo a la
vieja radio transistor y sus audífonos color crema. Cada cual con su auricular en su mundo, cada cual con su música en otra parte.
Se ven pocos veteranos por las tardes del sábado o domingo escuchando el murmullo de la transmisión deportiva en la vereda, sentados en el escalón del zaguán con la cantora bien pegadita a la oreja.
- Jefe, ¿cómo va el partido?
---
Prendí la radio cómo en un ritual
Pagano misterioso y futbolero
Crucé los dedos una vez más
Por los colores de mi amor
...
Estoy ahí
Ya sé que no pero yo estoy ahí
Sí el tipo de la radio me lo cuenta
Remonto en cada gol una cometa
Ya sé que no pero yo estoy ahí
Fragmento de "El Tipo de la radio" de Tabaré Cardozo
Si la quiere escuchar, haga click aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=ScySSUOdyc8
Se ven pocos veteranos por las tardes del sábado o domingo escuchando el murmullo de la transmisión deportiva en la vereda, sentados en el escalón del zaguán con la cantora bien pegadita a la oreja.
Cuando veo uno, como interrogando a una vieja postal, me acerco y le pregunto:
- Jefe, ¿cómo va el partido?
---
Prendí la radio cómo en un ritual
Pagano misterioso y futbolero
Crucé los dedos una vez más
Por los colores de mi amor
...
Estoy ahí
Ya sé que no pero yo estoy ahí
Sí el tipo de la radio me lo cuenta
Remonto en cada gol una cometa
Ya sé que no pero yo estoy ahí
Fragmento de "El Tipo de la radio" de Tabaré Cardozo
Si la quiere escuchar, haga click aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=ScySSUOdyc8
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