El barrio es como la vieja, hay uno solo. Es la infancia y la adolescencia, la escuela, los amigos y el club. Es el primer amor y también aquella vecinita que era tan linda y nunca nos dió ni la hora.
He aquí una pequeña historia de 3 muchachos de barrio.
Así, hasta que un día de 1948 un vecino, el Pocho, le dice:
- Bo, botija, te gusta jugar al fóbal.
- Si, por supuesto.
Con 16 años jugó en la reserva del primer partido del equipo que se estaba formando en el barrio: el 25 de Agosto. El cuadrito de la esquina fue creciendo, se transformó en club y para jugar había que ser socio. Aníbal muestra con orgullo su tarjeta de aquellos años, el socio número 11.
- Para mí el único club que hay es el 25, no existe otro- dice con convicción y firmeza.
Lo bautizaron el "Gaucho". Al tiempo se cumplen sus sueños de chiquilín, lo ascienden al primero. Empezó en la liga Punta Carretas, donde el club era imparable y el se lucía en el armado del juego. A los 20 años lo vienen a buscar de un equipo profesional de primera división. Todos los fines de semana juega en River Plate. Siempre que puede se da una escapada y vuelve a jugar con sus amigos del barrio.
En 1954 lo citan para el combinado celeste, integra la preselección que va a ir al mundial de Suiza. Hace toda la gira previa, va quedando en el equipo definitivo. Está casi pronto para ir, con el traje y los zapatos bien lustrados. Una mañana se levanta y va a buscar el periódico que infaltablemente el canillita dejaba por debajo de la puerta de su casa. En los titulares, vió que Juan Eduardo Hohberg, argentino de nacimiento y que hacia varios años brillaba en el club Peñarol, acababa de sacar la ciudadanía uruguaya, quedando habilitado para jugar en la selección.
Esa misma tarde, luego de la práctica le informan que queda desafectado. El "Gaucho" Aníbal García da Rosa, jugaba en el mismo puesto que Hohberg.
Aníbal supo pasar por todos los roles en el club de sus amores, socio, jugador de futbol y de bochas, directivo y presidente. Después del trabajo, una vuelta por la casa y en la nochecita, todos los días al club. En los años ´70 participó en la organización del carnaval del 25. Inventó los clásicos duelos de los parodistas Gabys vs. Klapers, donde los espectadores votaban quién era el ganador. El tablado se llenaba y los chorizos se vendían como loco.
Hoy tiene 80 años, el doctor y las nanas le tienen prohibido ir a los partidos. Solo los puede ver por la tele. Cada tanto se da una vuelta y conversa con Sandalio, el canchero, para ver como está todo: los viejos amigos, la directiva, los nuevos jugadores, el campeonato y las formativas, la cantera social.
Pasados 65 años de socio -tantos años como el club-, la anécdota que más recuerda es la de un día que el 25 iba a jugar una final en la liga amateur. Serio, le fue a hablar el Pocho Vergara, el presidente:
- Aníbal te necesitamos para la final
- No puedo Pocho, tengo partido con River a la misma hora.
- ¡Dale Gaucho!, no nos podés fallar.
- Además, yo no le voy a sacar el puesto nadie.
- Vos andá, y si falta uno jugás.
Fue a River y le explicó la situación al doctor --de cuyo nombre no se acuerda para no comprometerlo--, le pidió que le haga un certificado de que estaba enfermo para poder faltar.
El doctor accedió: sinusitis, ¡no puede jugar!
Cuando se acuerda del médico que le hizo la gamba, lo justifica, cómplice, diciendo:
- El entendió que yo tenía que estar en la final con mis amigos. Se ve que también era un muchacho de barrio.
-----------------------------------------
Mi barrio era así... así...así...
que se yo si era así...
pero yo me lo acuerdo así,
con Giacumin
el cabuña de la esquina
que tenia las hornallas llenas de hollín
y que jugaba de jas izquierdo,
siempre al lado mio siempre...
siempre...
quizas...
para estar más cerca de mi corazón...
dicen que me fuí del barrio...
dicen que me fuí del barrio...
cuando?
pero cuando?
si siempre estoy llegando,
y si una vez me olvidé;
las estrellas de la esquina de la casa de mi vieja,
titilando como si fueran manos amigas, me decian
nenequedate aquí!, quedate aquí, quedate aquí.
Si quiere ver a Aníbal Troilo, recitando Nocturno de mi barrio sobre Quejas de Bandoneón oprima aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=MqUwK-ENAjU
He aquí una pequeña historia de 3 muchachos de barrio.
Las estrellas de la esquina de la casa de mi vieja
Aníbal llegó a Montevideo desde Salto, siendo un adolescente. No conocía a nadie. Su primer año se lo pasó de matiné en matiné, todos los fines de semana en el cine Arizona de la calle Rivera.- Bo, botija, te gusta jugar al fóbal.
- Si, por supuesto.
Con 16 años jugó en la reserva del primer partido del equipo que se estaba formando en el barrio: el 25 de Agosto. El cuadrito de la esquina fue creciendo, se transformó en club y para jugar había que ser socio. Aníbal muestra con orgullo su tarjeta de aquellos años, el socio número 11.
- Para mí el único club que hay es el 25, no existe otro- dice con convicción y firmeza.
Lo bautizaron el "Gaucho". Al tiempo se cumplen sus sueños de chiquilín, lo ascienden al primero. Empezó en la liga Punta Carretas, donde el club era imparable y el se lucía en el armado del juego. A los 20 años lo vienen a buscar de un equipo profesional de primera división. Todos los fines de semana juega en River Plate. Siempre que puede se da una escapada y vuelve a jugar con sus amigos del barrio.
En 1954 lo citan para el combinado celeste, integra la preselección que va a ir al mundial de Suiza. Hace toda la gira previa, va quedando en el equipo definitivo. Está casi pronto para ir, con el traje y los zapatos bien lustrados. Una mañana se levanta y va a buscar el periódico que infaltablemente el canillita dejaba por debajo de la puerta de su casa. En los titulares, vió que Juan Eduardo Hohberg, argentino de nacimiento y que hacia varios años brillaba en el club Peñarol, acababa de sacar la ciudadanía uruguaya, quedando habilitado para jugar en la selección.
Esa misma tarde, luego de la práctica le informan que queda desafectado. El "Gaucho" Aníbal García da Rosa, jugaba en el mismo puesto que Hohberg.
Aníbal supo pasar por todos los roles en el club de sus amores, socio, jugador de futbol y de bochas, directivo y presidente. Después del trabajo, una vuelta por la casa y en la nochecita, todos los días al club. En los años ´70 participó en la organización del carnaval del 25. Inventó los clásicos duelos de los parodistas Gabys vs. Klapers, donde los espectadores votaban quién era el ganador. El tablado se llenaba y los chorizos se vendían como loco.
Hoy tiene 80 años, el doctor y las nanas le tienen prohibido ir a los partidos. Solo los puede ver por la tele. Cada tanto se da una vuelta y conversa con Sandalio, el canchero, para ver como está todo: los viejos amigos, la directiva, los nuevos jugadores, el campeonato y las formativas, la cantera social.
Pasados 65 años de socio -tantos años como el club-, la anécdota que más recuerda es la de un día que el 25 iba a jugar una final en la liga amateur. Serio, le fue a hablar el Pocho Vergara, el presidente:
- Aníbal te necesitamos para la final
- No puedo Pocho, tengo partido con River a la misma hora.
- ¡Dale Gaucho!, no nos podés fallar.
- Además, yo no le voy a sacar el puesto nadie.
- Vos andá, y si falta uno jugás.
Fue a River y le explicó la situación al doctor --de cuyo nombre no se acuerda para no comprometerlo--, le pidió que le haga un certificado de que estaba enfermo para poder faltar.
El doctor accedió: sinusitis, ¡no puede jugar!
Cuando se acuerda del médico que le hizo la gamba, lo justifica, cómplice, diciendo:
- El entendió que yo tenía que estar en la final con mis amigos. Se ve que también era un muchacho de barrio.
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NOCTURNO A MI BARRIO
(de Aníbal Troilo)
(de Aníbal Troilo)
Mi barrio era así... así...así...
que se yo si era así...
pero yo me lo acuerdo así,
con Giacumin
el cabuña de la esquina
que tenia las hornallas llenas de hollín
y que jugaba de jas izquierdo,
siempre al lado mio siempre...
siempre...
quizas...
para estar más cerca de mi corazón...
dicen que me fuí del barrio...
dicen que me fuí del barrio...
cuando?
pero cuando?
si siempre estoy llegando,
y si una vez me olvidé;
las estrellas de la esquina de la casa de mi vieja,
titilando como si fueran manos amigas, me decian
nenequedate aquí!, quedate aquí, quedate aquí.
Si quiere ver a Aníbal Troilo, recitando Nocturno de mi barrio sobre Quejas de Bandoneón oprima aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=MqUwK-ENAjU
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