Crónicas del barrio, la ciudad y el mundo

Crónicas del barrio, la ciudad y el mundo
Casuales casualidades, me llevaron a nacer... en Montevideo

viernes, 27 de junio de 2014

Con los dientes apretados


Esto ya lo vivimos. Hace aproximadamente 200 años nos pasó lo mismo. La fiesta no era para nosotros, pero nos colamos.

La fiesta de la revolución parecía que era para los pueblos, pero no. Las oligarquías locales querían quedarse con todas las ganancias y no pagar más impuestos a la metrópoli española. En el medio de la fiesta se metió un veterano, venía de un pueblo chiquito y quería repartir la torta federativamente, respetando las singularidades de cada uno. El veterano iba acompañado por lo que se llamaba la mersa, indios, negros, gauchos y también algunos intelectuales y clérigos. Venía con un ejercito que no era tal, era el propio pueblo en armas.

El líder tenía muchas virtudes y como todo ídolo muchos defectos. Dicen que era un traidor a su clase, que había vivido con los gauchos y los indios, que había sido contrabandista, que comía con las manos y vivía en un rancho. Erra irreductible y testarudo, imposible negociar con el si no estaba de acuerdo, si estaba en juego la libertad no transaba. Era impecable contra los traidores.

Don Pepe Artigas, el conductor - conducido iba con un pueblo atrás, hasta las mujeres y los hijos acompañaban el ejercito de desarrapados. Empecinado, en un momento llegó a luchar en tres frentes: contra la junta porteña, contra los españoles y contra los portugueses.

El hombre iba al frente, no medía riesgos. Ganó la primer batalla por la independencia que hubo en América peleando en el campo de batalla, no en los salones de una ciudad o comprando a ejércitos de burócratas que se pasaban de un bando para otro cuando más les convenía.

Los poderosos de siempre le pusieron precio a su cabeza. La fiesta no era para los pequeños atrevidos, la torta se debía repartir entre los grandes.

Más adelante llegaron los ingleses queriendo vendernos sus espejitos. Intentaron invadir de pesados y los corrimos dos veces. No les servía que los ríos Paraná y Uruguay fueran de navegación exclusiva para los vecinos. Los esclavistas y racistas de Inglaperra -como los nombraba el profesor Reyes Abadie-, cambiaron su estrategia. Propusieron que argentinos y brasileros no se peleen más por este pedazo de tierra y dejaran que los revoltosos orientales formen su estado. Así pasamos de tener un proyecto bien grande y federal a ser un  estado tapón entre dos gigantes.

Los conflictos por pequeños intereses mezquinos siguen hasta nuestros días. Hace algunos años nuestros poderosos vecinos nos tildaron de enano llorón. Cada tanto nos botijean o nos ningunean. Como pueblo chico que somos, los orientales resistimos, estamos acostumbrados.

Gol de Gighia en una fiesta que nos colamos hace 64 años.
No solo resistimos, también nos generamos problemas. Los incompetentes que tenemos en el ejecutivo de la AUF -que le dieron un golpe de estado a Bauzá- no pudieron defender a Suárez.

A pesar de todo, el sábado en Maracaná nuevamente el enano llorón, el estado tapón, se multiplicará en 3 millones de jugadores adentro de la cancha. Así es nuestra forma de ser y de sentir el fútbol y la vida.

Tenemos claro que esto es un juego y no una guerra, es una fiesta y la vamos a disfrutar, pero con los dientes bien apretados y el grito en la garganta, soñando estallar.


"Cuando no me queden jugadores, lucharé con perros cimarrones" 

"Nada debemos esperar sino de nosotros mismos".

Don José.

Hoy sale la más linda a entibiar la vereda...
Sube y se balconea, saluda en el bar
y la llevan los taxis
flameando en la ciudad

Hoy se para el tiempo en cada esquina
preguntando como van

Gritenlo y a cantar
Hoy gana la celeste una vez más
......La más linda. de Mauricio Ubal con Contrafarsa

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