Ultimo viernes de las vacaciones. Toda la semana sin hacer nada. Mirando el mar, mirando la gente pasar. Disfrutando del espectáculo de los cuerpos, de las artes y destrezas que se han incorporado a la cultura uruguaya y que bajan a la playa.
Sentado en la reposera, a la orilla del atlántico, en la esquina del arroyo Valizas.
Bien despacito ir sintiendo toda la tierra rodar
Hace 21 años volvía de estar dos meses en Bahía de todos los Santos y el nordeste brasileño. Quedé maravillado y aprendí mucho de la cultura afro-brasileña donde todo el mundo es alguien. La cultura los contiene, los incluye. Se puede ser pobre pero digno: percusionista, mae de santo, capoeirista, músico, cantor, bailarín, religioso, deportista. Y como si fuera poco, todos disfrutaban de sus artes en la calle, gratis, en los miles de fiestas que hay en cada pueblo y obviamente en la playa.
Cuando volví a Uruguay, no pude continuar con casi ninguna de las cosas que profundicé en Brasil: capoeira no había, danza afro menos y el candombe se tocaba en algunos barrios los feriados y como ensayo previo al carnaval. Asistir a toques semanales imposible, tomar clases mucho más…

No encontré mejor manera para celebrar el encuentro de las dos playas que un viejo tema de Vinicius y Toquinho.
Un viejo short de baño
el día para divagar.
un mar que no tiene tamaño,
y un arco iris en el aire.
un mar que no tiene tamaño,
y un arco iris en el aire.
Pasar una tarde en Itapúa
el sol que arde en Itapúa.
escuchando el mar de Itapuã,
hablar de amor en Itapuã.
el sol que arde en Itapúa.
escuchando el mar de Itapuã,
hablar de amor en Itapuã.
Y con la mirada extraviada
en el encuentro del cielo y el mar,
bien despacito ir sintiendo
toda la tierra rodar.
…
Hermoso. Llegué desde la cita fabulosa "Bien despacito ir sintiendo toda la tierra rodar" y me quedé por cierta belleza inesperada.
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