Empieza el otoño en el Parque Rodó. Un buen lugar para pasear en media estación y llevarse un pequeño susto en algunos de sus juegos.
Recobecos de Montevideo, el Parque Rodó
Señor, señora, ¿qué hacer para que su hijo chico no esté tantas horas sentado frente a la tele y/o la computadora?
Bien fácil, déle un buen susto decadente. El Tren Fantasma del Parque Rodó le facilita la tarea por solo 40 pesos. Usted mete al gurí en el vagoncito y mientras espera que arranque entra en clima con los gritos de alguna adolescente que subió con el novio en el carro anterior.
Aproveche a asustarse, le queda poco. Parece que la Intendencia de Montevideo presentó un proyecto para modificar toda la parte de juegos. Con los tiempos de la IMM, dentro de 15 años quizás, el Tren Fantasma volará, así como los autitos chocadores y otras “atracciones mecánicas” linderas al parque violeta.
Con pocos pesos, una torta frita, un churro relleno, una garra o un pop acaramelado el pop, ambientan gastronómicamente la fiesta.
Después de tremendo susto, lleve al párvulo a dar una vuelta en las siempre románticas lanchitas a pedal del lago. Si es en el atardecer mejor. Los rayos amarillos, casi horizontales atraviesan las copas de los árboles a ras del agua. En las islas pululan los gansos, conejos, benteveos, gallinetas, cuervos, garzas blancas y las infaltables palomas.
Si mira con atención, puede encontrar una de las manifestaciones más dramáticas del reino vegetal: un higuerón abrazando una palmera hasta ahorcarla. Es como un cuento de terror. Esta especie de higuerón es una planta áerea y parasita de las palmeras. Empieza alto, cerca de la copa. Como una víbora va creciendo, contorneando la palmera. Cuando llega al piso echa raíces y se potencia. Con los años termina tapando totalmente el tronco de la palmera y la estrangula, la palmera cae y el higuerón hecha nuevas raíces, vuelve a enderezarse y sigue creciendo imparable. Una historia de amor que termina mal.
Señor, señora, dele la bienvenida al otoño en el segundo parque más antiguo y el más lindo de la ciudad. Pague 30 pesitos, pedalee en el agua y busque las dos palmeras con higuerones abrazados que hay en las islas. No se demore mucho, hay una a la que le queda poco.
El otoño es una segunda primavera, cuando cada hoja es una flor.
Albert Camus
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